2016 / 7 febrero

Una caja de Pandora con alas


El aumento en las temperaturas conducirá a un incremento en los virus transmitidos por mosquitos como el virus del Zika, dijo este viernes en la sede de la ONU, Janos Pasztor, secretario general asistente de la ONU para Cambio Climático. «Es claro que el virus del Zika está vinculado con la temperatura.

Fuente Temperaturas récord, vinculadas con aumento en virus Zika Diario La Prensa 30/01/2016

Según la mitología griega, la caja de Pandora era el recipiente que encerraba los males que aquejaban a la humanidad y que Pandora liberó cuando levantó la tapa. No sé si entre estas desgracias también se encontraban los mosquitos, pero lo cierto es que algunas especies de este insecto que tiende a amargarte las calurosas noches de verano zumbando junto a tu oreja están adquiriendo un gran protagonismo.

Así por ejemplo, las noticias sobre la expansión del virus del Zika transmitido por el mosquito Aedes aegypti (también se están reportando casos de transmisión por vía sexual entre humanos previamente infectados) ocupan portadas y son objeto de atención por parte de los medios de comunicación. Como suele ser habitual en estos casos, la preocupación aumenta de manera exponencial cuando la enfermedad traspasa las fronteras de los considerados países en desarrollo. Cuando los mosquitos transmisores del dengue, el zika, la fiebre amarilla o el chikungunya se quedan en esa franja ocupada por los países tropicales, lejos de nuestros acomodados hogares, no merece la pena prestarles excesiva atención. ¿Qué más da que la malaria, trasmitida por la hembra del mosquito Anopheles, acabe cada año con la vida de más de un millón de personas? A las principales empresas farmacéuticas no les interesa desarrollar vacunas para los millones de personas pobres como ratas que vagan por el mundo y que son las que mayor riesgo tienen de contraer este tipo de enfermedades, amén de los aprendices de explorador que cada año van a sudar la gota gorda a estas zonas tropicales durante sus vacaciones y que a veces vuelven con un molesto «recuerdo», si bien los avances médicos de sus países de residencia suelen conseguir que el final no sea fatal. Y, si por casualidad, se interesan por hacer frente a enfermedades que cada año siegan la vida de miles de niños, lo van a hacer a precio de oro, como recordaba amargamente Médicos sin Fronteras en un informe presentado en 2015.

Pero resulta que el calentamiento global está provocando que estos insectos transmutados en pequeños diablillos con alas estén llamando a las puertas de nuestras casas («ola k ase?»), así que imagino que las farmacéuticas ya están empezando a dar palmas con las orejas ante la posibilidad de multiplicar sus beneficios a costa de unos potenciales enfermos con mayores posibilidades económicas.

Tal y como apunta la noticia publicada por el diario La Prensa referenciada al inicio, las investigaciones apuntan a que la extensión del zika podría verse favorecida por el aumento de las temperaturas. Los estudios apuntan a que la malaria, por ejemplo, también podría experimentar una evolución similar, ampliando su incidencia e invadiendo otras zonas en las que actualmente los mosquitos transmisores no tienen presencia por las condiciones climáticas. De hecho y según desvelaba la web ScienceDaily, investigadores de la Universidad de Notre Dame han descubierto que el mosquito Aedes aegypti está adaptándose ya a climas fríos, siendo capaz de hibernar en áreas con inviernos tan rigurosos como Washington D.C.

Y todos estos mosquitos tampoco vienen solos, ya que el cambio climático está provocando el progresivo deshielo del permafrost en Siberia y está dejando al descubierto virus que siguen activos. Aunque los científicos afirman que los encontrados hasta el momento no suponen riesgo para el ser humano, no saben qué mas puede haber por ahí enterrado y las consecuencias que puede tener el calentamiento global. Desaparecer de la faz de la tierra por sacar a la luz un virus de 30.000 años sería desde luego un final épico para la especie humana.

Dicen que cuando Pandora cerró la tapa de la caja, dejo encerrada en su interior la esperanza. Quizás vaya siendo el momento de abrir la dichosa tapa otra vez.

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