
‘I live from the forest, I’ll protect it at any cost. And that’s why I live with the constant threat of a bullet to my head, because I denounce the loggers and charcoal producers,’ said rubber tapper José Cláudio Ribeiro da Silva at his TEDx talk in the Brazilian state of Amazonas. ‘I’m here talking to you today, but a month from now I might have disappeared.’ He was wrong, but not by much. Six months after warning that he was in danger of being ‘disappeared,’ José Cláudio and his wife Maria were murdered by masked gunmen. José Cláudio’s ear was ripped out as proof of execution.
Fuente The foretold deaths of environmental defenders | Global Witness / Fotografía José Cláudio Ribeiro da Silva y Maria do Espírito Santo | Taringa
«Yo vivo del bosque, lo protegeré a cualquier coste. Y por eso vivo con la amenaza constante de una bala en mi cabeza, porque condeno a los madereros y productores de carbón [..] Estoy aquí hablando con ustedes en el día de hoy, pero dentro de un mes a partir de ahora, podría haber desaparecido.» Estas palabras fueron pronunciadas por José Cláudio Ribeiro da Silva, más conocido como Zé Cláudio, recolector de nueces y caucho en la selva amazónica, en una conferencia TEDx organizada en Manaos (Brasil) en noviembre de 2010. 6 meses después le asesinaron, a él y a su mujer, cortándole una oreja como prueba de la ejecución.
Felipe Milanez, un ecologista amigo de la pareja, cuenta en una entrevista concedida al diario The Guardian en febrero de 2016 que el asesino, Lindonjonson Silva Rocha, fue condenado a 42 años de prisión, pero escapó de la cárcel por la puerta principal en noviembre de 2015, dicen que con la ayuda de los guardias de la prisión y tras sobornar al alcaide. Algunas de las cifras de víctimas que se desgranan a lo largo del artículo son absolutamente vergonzosas: solo en 2015, 45 activistas ambientales fueron asesinados en la cuenca del Amazonas y según datos de la Comissão Pastoral da Terra, un organismo de la iglesia católica brasileña, se estima que entre 1964 y 2010 fueron ejecutados 914 activistas y trabajadores rurales, habiéndose llevado a juicio solo 18 casos. Por eso, Milanez considera que lo que está ocurriendo en el Amazonas es un genocidio en el que la impunidad se ha convertido en regla, un problema extensible a todo Brasil, donde las muertes de indios en enfrentamientos con rancheros y cultivadores de soja se cuentan también por centenares.
Pero no es solo Brasil. También se asesina a activistas en Perú, como ocurrió recientemente con Hitler Rojas, un opositor a los proyectos hidroeléctricos que está acometiendo el gobierno peruano en el río Marañón o en Colombia, donde Daniel Abril fue asesinado por enfrentarse a la industria petrolera de la región de Casanare. Y así varios cientos más, como refleja Global Witness, que entre 2002 y 2013 contabilizó 875 muertos en todo el mundo.
Pero esta semana han asesinado a Berta Cáceres, lideresa hondureña defensora de los derechos humanos que se opuso a la construcción del proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca (no se ha paralizado totalmente), en Honduras, y ha sido ahora cuando el mundo ha despertado de su letargo y ha decidido manifestarse y protestar, a pesar de que este mismo proyecto ya se ha llevado por delante la vida de al menos otros 3 colegas, algunos de ellos, como es el caso de Tomás García, asesinados por el propio ejército hondureño.
Seguro que para mucha gente, la muerte de Berta ha significado descubrir un problema del que poco o nada sabían. Su cobarde asesinato, perpetrado mientras dormía, ha servido para poner rostro a ese tipo de lacras que cuando surgen hacen que el mundo se retuerza de asco y vergüenza, como ocurrió con el cadáver del pequeño Aylan Kurdi, mecido por las olas en un playa de Turquía. Pero, de igual forma que el recuerdo del pequeño sirio se va desvaneciendo poco a poco, sepultado por los muchos otros niños que han perecido desde entonces, Berta también será olvidada, porque detrás de ella seguirán cayendo muchos otros, así que espero que estas líneas sirvan para reconocer la labor desempeñada no solo por Berta, sino también por Tomás, Daniel, Alma, Orlando, Sonny, Eduardo, Carlos, Bryan, Regina…. y todos aquellos que, defiendo su forma de vida y su tierra, también defendieron una pequeña parte de tu hogar.