
Las autoridades polacas han comenzado este miércoles a talar Bialowieza, uno de los últimos bosques vírgenes del continente y hogar del bisonte europeo. El Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS) sostiene que la medida servirá «para detener su degradación». Alegan que el bosque, declarado reserva de la biosfera por la Unesco, está amenazado por una plaga de escarabajo que ataca los troncos de los abetos y los mata. Las organizaciones ecologistas, los expertos y la Comisión Europea se muestran preocupados por la medida y alertan de que puede ser el fin de este ecosistema milenario.
Hoy es domingo. Para la mayor parte de la gente, es un día de descanso, para relajarse y disfrutar paseando o yendo a la playa ahora que empieza a apretar el calor. Pero ha querido el calendario que hoy también sea 5 de junio, Día Mundial del Medioambiente (en este punto te recomiendo que leas un artículo que escribía hace unos días José Luis Gallego en eldiario.es sobre el sinsentido que tiene esta moda de asignar a cada causa una fecha concreta de celebración, como si el resto de los días del año no contaran).
Por tanto, hoy es una jornada doblemente feliz, ya que incluso las personas que el resto de la semana laboral se dedican a impedir que la naturaleza nos siga brindando sus beneficios, modelándola a su imagen, semejanza y beneficio, están disfrutando del descanso del séptimo día.
Así que imagino que, por ejemplo, las motosierras que estos días han comenzado a talar parte del bosque de Białowieża en Polonia, permanecen mudas en una fecha como esta, permitiendo que los bisontes europeos que habitan en el corazón de este paraíso virginal puedan pastar tranquilamente en los claros del bosque sin el ruido de fondo de árboles cayendo o que linces como el de la imagen puedan seguir buscando comida para sus crías sin ser importunados. Hasta la plaga de escarabajos que se pretende erradicar con esta tala estará contenta, aunque, según denuncian varios científicos, parece que detrás de esta acción también se esconde un interés comercial.
También estarán disfrutando de su descanso dominical, por ejemplo, todos los que van a enriquecerse con la construcción y explotación de la que va a ser la presa hidroeléctrica más grande del mundo, que prevé construirse en el río Congo y que va a suponer el desplazamiento de 60 000 personas y la ruina total del ecosistema. Eso sí, la mala de la película es siempre la energía nuclear, así que no hay mayor problema.
Es posible que el presidente del consorcio chino que va a abrir en canal (nunca mejor dicho) mi querida Nicaragua también esté solazándose por el día festivo, tras una dura semana de planificación para la construcción de ese megaproyecto que no significa sino pan para hoy y hambre para mañana, que llegará cuando los grandes superpetroleros y mercantes que surquen el lago Cocibolca, la reserva de agua dulce más grande de América Central, hagan inviable la pesca o el turismo ¿Qué ocurrirá cuando sequías como la actual obliguen a restringir el paso de los barcos, como está ocurriendo actualmente en Panamá?
Quizás también descansen los pistoleros que, por un puñado de arrugados billetes, suelen acribillar a tiros a todos los activistas que amagan con levantar la voz o el puño para oponerse a otros proyectos faraónicos similares al nicaragüense, como los que amenazan la Amazonía peruana o brasileña. Por ejemplo, ese añorado proyecto de unir la costa del Pacífico con la del Atlántico a través de un ferrocarril que atravesaría la selva amazónica y que parece que inversores chinos se han empeñado en hacer realidad o las 20 presas (no se conoce el número exacto) que el gobierno peruano quiere construir en el cauce del río Marañón, considerado una de las fuentes del Amazonas.
Pero no te preocupes, que no tengo intención de seguir amargándote lo que resta de domingo. Al fin y al cabo, hoy es el Día Mundial del Medioambiente, durante unas horas nos convertimos en ecologistas convencidos, lanzamos tuits cargados de emoticonos, arbolitos y animalitos con etiquetas que denotan nuestro compromiso ambiental, hacemos dibujos y soltamos globos. Mañana volverá todo a la normalidad: las motosierras volverán a romper el silencio del bosque, las excavadoras seguirán arañando las entrañas de la tierra y las balas volverán a surcar el aire hasta encontrar su objetivo.