
A mayor unequivocally committed to turning Europe’s only mega-city into one of the world’s greenest metropolises would have a huge impact on the prospects for hundreds if not thousands of green businesses.
El próximo 5 de mayo de 2016, Londres votará a su próximo alcalde. Por lo que se desprende de algunas crónicas periodísticas, el tema ambiental parece que está adquiriendo bastante peso en la campaña electoral de los diferentes contendientes, con un mensaje común basado en la necesidad de que la ciudad desarrolle una ambiciosa política medioambiental.
Pero, ¿qué políticas y proyectos específicos precisa la economía verde que el próximo alcalde impulse para que la urbe londinense se convierta en una de las ciudades más verdes del mundo? Esta fue una de las preguntas que el pasado mes de marzo se debatió en una jornada organizada por Aldersgate Group a la que tuvo oportunidad de acudir James Murray, editor de BusinessGreen (esta web ofrece contenido de pago, pero ocasionalmente permite el acceso libre a algunos de sus artículos. No obstante, he copiado el artículo en Slideshare por si deja de estar disponible online).
Basándose en algunos de los postulados que se formularon en la jornada, Murray plantea 10 ideas que a su entender impulsarían el liderato ambiental de la ciudad. Obviamente, son soluciones que, con los oportunos matices, pueden ser replicadas en otras urbes del planeta y de ahí que haya optado por plasmarlas en el presente artículo.
1. Crear un clúster puntero en tecnologías limpias que sea referencia europea. Como bien afirma Murray «los clústeres tecnológicos aceleran el desarrollo comercial y actúan como crisoles de valor incalculable para la I+D y el espíritu emprendedor», no olvidando tampoco la necesidad de propagar sus logros por todo el mundo. Ya sabes lo que dice el dicho: el dinero atrae más dinero.
2. Hacer que todos los nuevos tejados sean tejados verdes. La metrópoli londinense no alcanzará nunca la vitola de «ciudad verde» si no establece mecanismos que aseguren que las nuevas construcciones incorporan los más altos estándares de tecnología ambiental, siendo la construcción de tejados verdes y la instalación de paneles solares en los tejados dos de las propuestas que mayor potencial presentan (en este sentido, cabe mencionar un reciente estudio que afirma que este sistema podría generar el 40% de la electricidad necesaria en un país como EE.UU.).
3. Tomar en serio la economía circular. Las tasas de reciclaje de Londres son muy bajas, en parte debido a que no existe una política común para toda la ciudad, por lo que resulta necesario atajar este confuso sistema. Otro aspecto sobre el que Murray llama la atención es la necesidad de que todas las compras públicas que se efectúen desde la Oficina del Alcalde tengan como piedra angular la eficiencia de recursos.
4. Conocer el potencial de una smart city. El próximo alcalde debería nombrar a un equipo responsable de aprovechar las potencialidades que ofrecen las ciudades inteligentes en relación con la gestión de los datos que generan y el beneficio que se puede extraer de ellos (reducir la congestión de tráfico, atajar los puntos más problemáticos de contaminación atmosférica, etc.).
5. Alimentar la ciudad verde de Londres. Además de la tecnología limpia, es necesario apostar por otros sectores y servicios ambientales que diversifiquen la economía sobre la que crecerá la ciudad, como, por ejemplo, servicios financieros y legales enfocados a lo medioambiental, apostando igualmente por los bonos verdes o las oportunidades de micromecenazgo (crowdfunding) de las energías renovables.
6. Cumplir las promesas relativas a la energía distribuida. El establecimientos de un sistema que audite la idoneidad de los edificios para acoger instalaciones solares en un importante paso, aunque es necesario impulsar igualmente otras formas de energía renovable distribuida tales como la energía de los residuos o los sistemas de redes inteligentes.
7. Impulsar la eficiencia energética (este punto, si no me equivoco, está relacionado directamente con el programa ECO del gobierno británico que establece la obligatoriedad a los proveedores más grandes de ofrecer medidas de eficiencia energética para instalaciones domésticas en Gran Bretaña).
8. Hacer frente a los problemas de contaminación. Londres, que ha pasado a la historia ambiental por la Gran Niebla de 1952, es actualmente una de las ciudades europeas que mayores problemas presenta en relación con la calidad del aire. El próximo alcalde deberá adoptar medidas contundentes para paliar este problema, incluyendo, por ejemplo, la peatonalización de zonas céntricas, inversiones en bicicletas urbanas o superficies que capturen la contaminación.
9. Pensar en grande. El próximo alcalde deberá comenzar a adoptar las medidas necesarias para cumplir con los compromisos alcanzados en la Cumbre del Clima de París en diciembre de 2015, por lo que será imprescindible la adopción de medidas orientadas a la descarbonización de la ciudad y hacia el objetivo cero emisiones.
10. Convertirse en un campeón de la acción climática. Es necesario adoptar un discurso que potencie el mensaje ambiental para reforzar el efecto de la economía verde e incrementar la confianza de los inversores, que reconozca los problemas sin embarrarse con las cifras, admitiendo la necesidad de redoblar los esfuerzos para potenciar las tecnologías limpias, debiendo ser, en definitiva, un alcalde que gobierno para todos y no solo para su partido, prestando atención a los ciudadanos que habitan en las ciudades.