
China’s persistent pollution and regular product safety scandals are driving an increasing number of consumers to build bubbles of clean air, purified water and safe products at home and in their cars.
Fuente Fearing pollution, Chinese families build ‘bubbles’ at home – UNTV News | UNTV News
La ciudad de Beijing (o Pekín, como prefieras) suele ser motivo de atención debido a sus reiterados episodios de contaminación, ocupando espacios en los medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales. No obstante, no es la ciudad más contaminada del mundo, ya que en 2015 ese dudoso honor ha recaído según la OMS en Delhi, la capital de India que, a pesar de que dobla en contaminación a Pekín, apenas ocupa espacio en las noticias por sus gravísimos problemas ambientales.
Pero, ¿cómo crees que viven los habitantes de Pekín? Pues lo cierto es que han convertido sus casas y sus coches en auténticas burbujas libres de aire contaminado a base de invertir importantes sumas de dinero en purificadores de aire o sensores para monitorizar la calidad del aire, a los que se añaden sistemas de purificación de agua, precauciones en la compra de productos locales que pudiesen supones riesgo para los más pequeños, etc.
De hecho, la comercialización de todo tipo de utilidades para minimizar los efectos de la contaminación se está convirtiendo en un lucrativo negocio en el gigante asiático, tal y como recordaba hace unos días la web Efe Verde. Dentro de esta dinámica, por ejemplo, cada vez son más los restaurantes que ofrecen a sus clientes la posibilidad de respirar aire limpio a cambio de un plus económico.
Por suerte, la situación en España es un poco mejor, pero básicamente por las condiciones climáticas y orográficas. A pesar de ello, los episodios más o menos graves de contaminación cada vez son más frecuentes, que intentan mitigarse con medidas de urgencia con nula continuidad en el tiempo que han hecho que este pasado verano la Comisión Europea abriera un procedimiento de infracción contra 6 países de la UE, entre los que se encuentra España, por registrar altos niveles de NO2 desde 2010 (también también hay un expediente abierto por superar de forma reiterada los niveles de PM10). Y remarco especialmente el tema de intentar mitigar porque según Xavier Querol, experto en contaminación del CSIC, «las emisiones de los vehículos siguen una geometría en forma de «u»». Esta característica significa que en el rango de 70 a 90 km/h (velocidad a la que se suele circular en los accesos a las ciudades), las emisiones son muy similares, incrementándose a velocidades más bajas o más altas.
En el caso de la conducción en las ciudades, el problema varía, ya que se introducen variables tales como las aceleraciones o las desaceleraciones que representan un importante peso en las emisiones. No obstante, son numerosas las urbes europeas que están designando zonas con circulación restringida a 30 km/h, iniciativa por la que abogan grupos tales como «20’s plenty for us», una organización que asegura que esta medida supone una importante reducción en los niveles de contaminación. Aunque en el cálculo no han tenido en cuenta aspectos tales como los patrones de conducción, consideran que a esa velocidad (ver pdf en epígrafe de «Más información»), el tráfico sería más fluido y las aceleraciones y frenadas se reducirían.
En resumen, queda mucho por hacer, tanto en China como en la propia España (según algunos datos, parece que China está haciendo más que España por atajar la contaminación, todo sea dicho). Por lo menos y mientras administraciones y ciudadanía se deciden a actuar y cambiar sus hábitos, se puede disfrutar de apocalípticas imágenes como ésta de Madrid.
En esta navidad «veraniega» Madrid da para fotos tan bonitas como esta. Feliz Navidad a todos!! pic.twitter.com/ncGOidQLN5
— Pacojo (@PacojoSER) diciembre 25, 2015
Más información
- Beijing residents blanketed by pollution – in pictures
- Beijing smog that triggered pollution alert – video
- Impact of 30 km/h zone introduction on vehicle exhaust emissions in urban areas (*.pdf, 194 kb)